En Benín existe una vasta red de tráfico ilegal de gasolina proveniente de Nigeria. Esta ex colonia francesa, situada entre Togo y Nigeria, no puede competir con los precios del petróleo del país vecino y no cuenta con suficientes estaciones de servicio para cubrir las necesidades de combustible de su población. De esta necesidad surgió una oportunidad de negocio muy lucrativa. En los años setenta, los traficantes benineses comenzaron a comprar gasolina al productor de petróleo líder en África, su país vecino Nigeria, y a transportarla de forma ilegal hasta su territorio. Actualmente la venta ilegal de gasolina en puestos callejeros, a un precio menor que en las estaciones de servicio, abastece plenamente a la población del país. 

Durante las últimas décadas los jefes del tráfico han alcanzado una gran popularidad en Benín. Los políticos son designados y derrocados en función de sus intereses y las autoridades son permisivas, corruptas y temerosas. Las mujeres, los discapacitados, estudiantes universitarios e incluso niños dependen y son engranajes útiles en esta actividad.

Entre los riesgos asumidos por parte de la población que se dedica a esta actividad, destacan la exposición a los gases nocivos que la gasolina emite y el peligro de las explosiones que pueden causar los accidentes de los motoristas, producidos durante el transporte de la gasolina, que en los últimos años han sesgado centenares de vidas. Se les conoce popularmente como “hombres bomba” y son los responsables del transporte por carretera de decenas de litros de gasolina.

La ruta del tráfico de gasolina comienza en Nigeria, donde los traficantes de Benín llenan sus tanques y bidones en las gasolineras nigerianas. A lo largo de la frontera, de unos 800 kilómetros en la parte nigeriana, hay miles de caminos que los transportistas utilizan para llevar la gasolina a Benín. El combustible también pasa por el gran lago Nokoué y por los pequeños ríos que conectan Nigeria con Benín. También hay rutas marítimas clandestinas en el Golfo de Guinea. Las autoridades optan por una política de no intervención a cambio de pequeños sobornos, con cantidades que normalmente pactan previamente con los grandes jefes del tráfico.

Este negocio genera miles de millones de francos CFA  (la moneda beninesa) cada año a los traficantes, un dinero que no llega a las arcas del Estado dado que no pagan impuestos. El Gobierno se encuentra entre la espada y la pared: el intento de bloqueo de esta actividad supondría una revuelta popular, además de la suspensión inmediata del abastecimiento de combustible a todo un país. La estabilidad de Benín es, a día de hoy, depende en gran parte de este negocio y de las personas que lo controlan.

En el verano de 2015, un equipo de OAK se desplaza hasta la ciudad de Cotonou, al sur del país, para investigar la actividad de los transportistas que distribuyen la gasolina por todo Benín. En el proceso descubren un negocio muy bien organizado y que depende de la Asociación de Importadores Transportistas y Revendedores de Productos Petroleros (AITRPP), que cuenta con un registro oficial pese a su naturaleza ilegal. Joseph Midodjoho, popularmente conocido como Oloyè, es el presidente de la AITRPP y participa activamente en la política. Frente a él responden los doce jefes de departamento que a su vez controlan las setenta y siete regiones del país. En los niveles inferiores de esta jerarquía se encuentran los presidentes de los distritos, barrios y pueblos, y por último los vendedores de los puestos callejeros.

Nuestros documentalistas lograron un acceso privilegiado a algunos de los enclaves menos accesibles de la ruta, como es la orilla del río Ifagne, lugar estratégico que se encuentra a apenas 5 minuto de navegación por vía fluvial de la orilla nigeriana, en el que los traficantes descargan cientos de bidones de gasolina para su posterior envío y distribución al otro lado de la frontera. El proyecto incluye un seguimiento detallado de los escenarios y personajes que intervienen en la ruta, así como entrevistas a los distintos actores que mejor podían explicar esta realidad: defensores de los derechos humanos, periodistas locales, transportistas y líderes traficantes.

El proyecto “Essence du Bénin” lo conforman una pieza documental, varios textos periodísticos y una serie fotográfica. El reportaje ha sido publicado en distintos medios nacionales e internacionales, entre los cuales destacan dos especiales en digital realizados para la revista 5W y la sección Planeta Futuro del diario El País, así como su aparición en en los medios TIME y GEO magazine.

El documental se llevó a cabo en producción asociada con la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, y se emitió por primera vez en mayo de 2016 en el programa “30 minuts” del canal autonómico TV3. Con motivo de su estreno en televisión, OAK organizó una exposición fotográfica en Barcelona con más de treinta imágenes del proyecto. La muestra ha podido verse en los últimos años en festivales y centros de fotografía como el Balkan Photo Festival (Bosnia) o el Fineart Igualada (España).